Blog de relatos cortos y paranoias varias.

Blog de relatos cortos y ensayos

martes, 22 de enero de 2008

MANIFIESTO DEL REY A LA NACIÓN - Fernando VII - Comentario


Documento Original

El texto documento es una carta escrita por el rey Fernando VII para el pueblo de España, especialmente para aquellos que estaban en plena efervescencia revolucionaria, por lo tanto es un documento de carácter público. El texto concierne a asuntos de política interior de España. El documento se enmarca en los tumultuosos días con los que se inicia el Trienio Liberal que va de 1820 a 1823, dando por cerrado el primer periodo de gobierno absolutista de Fernando VII.
Fernando VII de Borbón (1784-1833), llamado el Deseado, rey de España en 1808. Tras la expulsión del rey intruso José Bonaparte, reinó nuevamente desde 1813 hasta su muerte, exceptuando un breve intervalo en 1823, destituido por el Consejo de Regencia.
Hijo y sucesor de Carlos IV y de María Luisa de Parma, pocos monarcas disfrutaron de tanta confianza y popularidad iniciales por parte del pueblo español. Sin embargo, pronto se reveló como un soberano absolutista, y uno de los que menos satisfizo los deseos de sus súbditos, que lo consideraban sin escrúpulos, vengativo y traicionero. Rodeado de una camarilla de aduladores, su política se orientó en buena medida a su propia supervivencia. Fernando VII ha merecido a los historiadores un unánime juicio negativo, pasando a los anales de la historia de España como el Rey Felón. Si bien no se le puedan achacar personalmente muchos de los males de su reinado, ha sido el monarca español peor tratado por la historiografía nacional.
El texto esta perfectamente datado cronológicamente (10 de marzo de 1920) y geográficamente (Palacio de Madrid). Este palacio fue rodeado por una gran multitud el 7 de marzo de 1820, lo que influyó en la redacción de este manifiesto.
El texto presenta una metodología diacrónica de planteamiento al hacer un balance de la última década. Transmite su ideología y justificación de la política futura a aplicar. La expresión que utiliza es muy formal al tratarse de una carta del rey a su pueblo. Para examinar la veracidad del testimonio hay que hacer un análisis de las motivaciones que mueven al rey a tomar esta decisión, el punto más importante del documento. Las supuestas nobles intenciones que Fernando afirman moverle pueden ser puestas en duda.
Comienza relatando los acontecimientos del pasado, el periodo de la guerra de independencia y justifica la política conservadora tomada en su primer periodo de gobierno. Su excusa es haber sido mal aconsejado, así, de este modo, trata de descargar su responsabilidad. Por contra los cambios progresistas y la extensión de las luces si que son ideas que tiene en consideración por si mismo, o por lo menos es lo que quiere dar a entender. Con ello trata de aparentar que es suya la decisión de realizar los cambios políticos.
Considera los deseos de cambio y el deseo de retorno a la Constitución de Cádiz de su pueblo como detonantes del viraje progresista que ya tenía en mente el rey, “Pero mientras yo meditaba duramente…”. La actitud es paternalista además recuerda veladamente, en este tercer párrafo, que las concesiones nacen de su condición de rey. Por último anuncia que se ha iniciado el proceso legal para adoptar esa constitución, comenzando con el juramento de la Constitución.
El último párrafo contiene una serie de formulismos regios, en los que trata de mostrar la cara amable de la corona. Lo más destacado son los consejos a la nación los cuales son formulados de forma indirecta. Lo que vienen a expresar es que con las libertades recién otorgadas se cuiden de hacer un uso excesivamente libertario. Es fundamental para él que la nación esté unida en religión, idioma y costumbres.
La característica principal de este manifiesto es el cinismo con el que Fernando VII comunica la proclamación, de nuevo, de las Cortes de Cádiz. Fernando se ve avocado por los sucesos a aceptar las peticiones del pueblo que rodea el Palacio Real para evitar mayores consecuencias contra su persona. La política absolutista de Fernando contradice por completo las intenciones que desea mostrar en el texto. En los momentos que tuvo capacidad para establecer las líneas de gobierno eliminó cualquier tendencia constituyente. Por lo tanto esa preocupación por el progreso de la civilización, las nuevas ideas y los deseos de la sociedad es sencillamente una mentira, a la que se ve avocado por lo complicado de su situación.
La actitud de latente desafección del monarca al régimen constitucional durante el Trienio liberal y la intención de hacer fracasar la monarquía parlamentaria demuestra que; “Yo el primero, por la senda constitucional;…” es parte de una estratagema para superar el momento crítico y finalmente reinstaurar, de nuevo, el absolutismo como forma de gobierno en el país.
El Trágala, canción que los liberales cantaban a menudo en aquel periodo, es el símbolo de los ánimos que existían en el país y hasta que punto se conocía la verdadera posición del monarca:
Trágala o muere, tú, servilón;
tú, que no quieres Constitución.
Trágala, es decir acepta por fuerza, tanto si quieres como si no, y, además, escucha el escarnio que te hacen por ello. El propio Fernando VII hubo de sentirse la cancioncita, cantada por la multitud excitada y sarcástica. Fernando VII, ocultaba la afrenta y el resentimiento, mientras se prometía la venganza.
Fernando VII comenzó a conspirar contra la Constitución de Cádiz, al poco de ser restaurada. Para tal cometido, además de amparar a todos los sectores sociales opuestos al nuevo sistema constitucional (como buena parte de la Nobleza, del clero y del pueblo), no dudó en recabar la colaboración de Rusia, Austria, Prusia y Francia.